La empresa familiar: base de desarrollo y retos
Las empresas familiares tienen gran relevancia en el progreso de cualquier economía. Son varias la razones de esto. No hay duda que la gran mayoría de las empresas nacen a partir del esfuerzo de una o un emprendedor que muchas veces cuenta con el apoyo de su familia: como inversionistas, prestando dinero y/o colaborando en el desarrollo de la nueva empresa.
Con el tiempo y esfuerzo se logra consolidar la empresa, generando valor económico, social y humano. La empresa es la única institución humana que cumple estas tres caracterísiticas.
De acuerdo a las estadísitcas que se manejan entre el 85 y 95% de las empresas en México se consideran como familiares; aportan entre el 50 y 80% del Producto Interno Bruto (PIB) y generan entre el 70% y 90% del empleo en el país. En otra aportación ampliaremos cuando se considera a una empresa familiar. Es indudable su importancia y por tanto es importante ayudrles a lograr su continuidad.
En este sentido, es necesario entender los dilemas básicos en una Empresa Familiar. Sin duda son más complejas, ya que a los retos propios de una empresa, hay que agregar los que una familia propietaria implican. Por esto, y otros motivos, es que BBVA en alianza con el Centro de Investigación para Familias de Empresarios del IPADE buscan ayudar a este tipo de organizaciones para ser más exitosas.
Hay cuatro grandes aspectos que toda familia empresaria debe revisar y sobre los cuales debe actuar:
1. Superar los retos propios de las empresas familiares.
La vinculación que se da entre una familia y su empresa crea una serie de dilemas y tensiones que necesitan saberse manejar. De acuerdo a un conocido aforismo: “hay que unir sin confundir y distinguir sin separar”. La familia “entra” a la empresa y viceversa, creándose una dinámica que necesita gestionarse. Por ejemplo, las familias deben entender que una cosa es tener la propiedad de unas acciones y otra poder y saber dirigir; el ser dueño no le permite a nadie dar órdenes, saltándose jerarquías organizacionales; las decisiones y los activos de la familia son de naturaleza distinta a los de la propia empresa y es fundamental no mezclar esto.
2. Planear y ejecutar la sucesión e institucionalización de la empresa familiar
La sucesión y todo lo que implica constituye la mayor área de oportunidad y donde hay que poner especial cuidado. “Toda sucesión sucederá” y por tanto debe ser cuidadosamente preparada, ejecutada y consolidada. Este proceso debe acompañarse por la institucionalización, que consiste básicamente en establecer órganos de gobierno y estructuras organizativas, así como la profesionalización de la empresa.
3. Desarrollar una dinámica sana en la familia
Un reto trascendente y fundamental consiste en saber abordar y resolver conflictos. Evadir o ignorar las inconformidades, ofensas, abusos, reclamos, etcétera, dejando que se acumulen, irá complicando la dinámica familiar. Hay que considerar que esos problemas en la familia se llevarán a la empresa en la mayoría de los casos. También hay que considerar que resolver los conflictos será más fácil si hay un contexto donde la familia tenga una sólida cultura, con valores positivos bien establecidos.
4. Tener perspectivas positivas de su futuro
Si bien hay que resolver situaciones del pasado y del día a día, es muy conveniente establecer procesos donde la familia se de la oportunidad de platicar del futuro. Es necesario asegurar el compromiso de todos con el proyecto empresarial, donde se consideren los planes personal y familiares. Lograr el desarrollo pleno y el apoyo a todos a lo largo del tiempo, con orden, pero también con sentido de pertenencia y solidaridad.
En el fondo, hay que lograr armonizar familia y empresa. Si la familia está bien, también lo será la empresa y viceversa. Existen muchas historias de empresas familiares exitosas que demuestran que sí se puede; no es fácil, pero vale la pena intentarlo.