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¿Neobancos?

25 feb. 2022

Verónica Viridiana Ramírez Pedraza

Los últimos años han transformado la perspectiva sobre diferentes aspectos de la vida como las necesidades personales y financieras, la manera de relacionarse con otros, las formas de trabajar, de comprar, etcétera. Estas transformaciones y el bombardeo de mercadotecnia sobre nuevos participantes en el mercado de servicios financieros pueden impulsar a cambiar la relación que se tiene con los bancos tradicionales, pero ¿son la mejor opción?

La actividad bancaria se refiere a la captación de recursos del público a través de cuentas de ahorro o plazo para su colocación en créditos. Estos depósitos originan una deuda para la institución obligándola a cubrir los recursos captados. Los autorizados para realizar la intermediación de recursos están sujetos a un extenso marco regulatorio sobre distintas materias: los procesos de crédito, la administración de riesgos, niveles mínimos de capital y liquidez, criterios contables, por mencionar algunos. De forma exclusiva, estas entidades deben constituir fondos de garantía que aseguren al público que su dinero estará protegido en caso de quiebra. En México, los depositantes tienen garantizadas hasta 400 mil unidades de inversión conocidas como UDIs ante el Gobierno Federal.

El término Neobanco está en auge y al ser una novedad, en ocasiones se usa indistintamente para aludir a las Fintechs sin ser lo más adecuado. Las Fintechs son empresas no bancarias de tecnología que ofrecen servicios financieros creadas con capital privado a través de emisiones de valores, fondos de Venture Capital u otros mecanismos en los que no participa el público ahorrador, consecuentemente, las condiciones de regulación en las que desarrollan sus actividades son menos estrictas. El modelo del negocio gira en torno al desarrollo de nuevas tecnologías o aplicaciones que faciliten el acceso a sus productos a través de plataformas en línea o dispositivos móviles que generen experiencias ágiles y amigables para los usuarios.

Con el uso de la tecnología, el sector financiero como muchos otros ha revolucionado y estas empresas han logrado apalancarse de esta disrupción, cuestionando los procesos tradicionales y encontrando nuevas o mejores formas de hacer las cosas, apoyadas también por las condiciones de regulación que contribuyen a facilitar sus procesos y disminuir costos. Las instituciones de tecnología financiera, sin embargo, se enfocan en una gama de servicios reducidos. Actualmente en nuestro país el enfoque principal de las Fintechs está en dos actividades: el otorgamiento de crédito al consumo a través de tarjetas y en la administración de cuentas desde las que el usuario hace pagos a comercios y transferencias a otros usuarios.

En medio de las instituciones de crédito tradicionales y las Fintechs cabe acomodar a los bancos digitales, Neobancos, propiamente referidos. Estos son entidades autorizadas para realizar actividades bancarias y que, apoyados en procesos y tecnologías innovadoras, como las Fintechs, proporcionan sus servicios en línea o a través de apps.

Sin duda, las Fintechs abren el abanico de opciones para administrar las finanzas de las personas, no obstante, antes de cerrar la puerta a la banca, funcionaría evaluar la situación particular considerando que aún hay quien no tiene acceso a tecnologías o que, teniéndolas, prefiere los medios tradicionales; igualmente determinar qué necesidades no pueden satisfacer estas empresas por ahora e investigar posibles riesgos.

Responderse a preguntas simples como la preferencia entre contar con asistencia de un ejecutivo o interactuar con chatbots, si en los planes está obtener un crédito hipotecario o de auto cuando las Fintechs originan créditos de consumo y tomar en cuenta que los recursos administrados en monederos electrónicos no cuentan con garantía, entre varios factores más, brindarán mejores referencias para decidir. 

Finalmente, los bancos que están apostando por servicios digitales pueden satisfacer las necesidades de forma integral. Abrirse a la oportunidad de experimentar con ellos esta transición o conocer otras formas de interacción con los servicios financieros es una decisión personal, pero antes de elegir, hay que valorar las opciones y estar bien informado.

 

Verónica Viridiana Ramírez Pedraza
ALM Associate - BBVA ALM & Capital
veronicaviridiana.ramirez@bbva.com