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La educación financiera: el mejor medio para cuidar los gastos y fomentar el ahorro

16 jul. 2021

Fermín Escobedo Fragoso y Elisa Igely Sánchez Reséndiz

La cultura del ahorro se fundamenta en el acto de desarrollar el hábito de guardar dinero en un lugar seguro, y para construirlo se necesita entender que el ahorro no se hace porque se tiene dinero de más, sino porque se está dispuesto a renunciar a deseos inmediatos con vista a cumplir metas para un futuro mejor.

Sin embargo, dentro de las principales causas por las que en muchos países no logran tener éxito en materia de ahorro está la falta de educación financiera. Y México no es la excepción.  

La educación financiera permite desarrollar la capacidad de administrar el dinero, dar seguimiento a las finanzas personales, planear para un futuro mejor, elegir los productos financieros de mayor rentabilidad basados en las expectativas de cada persona y crear el hábito de mantenerse informado sobre asuntos económicos del país y el mundo. 

Empezar a ahorrar puede ser algo difícil si no se toman en cuenta varios factores, por ejemplo, saber la cantidad de dinero con la que se cuenta para iniciar el ahorro, después de considerar todos los gastos fijos para poder calcular cuánto dinero ahorrar al mes, a la quincena o de forma semanal. Para ello es indispensable la creación de un control presupuestal. 

Analizar y pagar las deudas más elevadas, como las tarjetas de crédito y préstamos que cobren intereses más altos. En este proceso es importante evitar contraer  nuevos compromisos de deuda, ya que de esa forma el problema sólo aumentará, por lo que es muy importante apegarse al plan.

Actualmente existe mucho material sobre educación financiera, como cursos y programas de capacitación, por parte de diversos actores del sector formal de la economía -gobierno, instituciones financieras, empresas privadas-, los cuales se encuentran disponibles a todo el público, sin embargo, un gran porcentaje de la población no ha intentado aplicarlo en su día a día.

La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) en su última publicación informó que aproximadamente 25 millones de personas (35.5% de los adultos) ahorran a través de una institución financiera, el otro 64.5% prefiere los métodos tradicionales, pero informales, como ahorrar bajo el colchón, hacer una tanda o préstamos familiares, con los que desafortunadamente se corre el riesgo de perder lo ahorrado. 

Para dar el primer paso en el proceso de sanar las finanzas personales hay que realizar un plan de seguimiento al que se conoce como “gasto hormiga”, ya que muchas veces de forma inconsciente se adquieren deudas a través de compras en tiendas departamentales, compras en línea y/o diversos servicios que se contratan.

El objetivo es detener los impulsos de compra e identificar aquellos gastos que no son realmente necesarios y que afectan directamente al ingreso. 

Una vez identificados los gastos hormiga y haber saneado las finanzas, se estará en posición de conseguir una planificación bien estructurada para fortalecer el hábito del ahorro. Acudir a una institución financiera que proponga los mejores planes de ahorro de corto, mediano y largo plazo es la opción más segura para cuidar el patrimonio. 

Ahorrar es un tema prioritario que debe ser abordado con tiempo y planeación para convertirse en una práctica habitual que garantice un futuro financiero sano. Además, facilita la formación de un respaldo económico para enfrentar emergencias o metas específicas, como ir de vacaciones, comprar una casa, cubrir los gastos básicos y mantener un estilo de vida tranquilo y satisfactorio al momento de la jubilación.

La educación financiera provee las herramientas para garantizar un mayor ahorro, menor endeudamiento y mejores opciones de inversión. Mejorar la educación financiera es mejorar la calidad de vida.

 

Fermín Escobedo Fragoso y Elisa Igely Sánchez Reséndiz
Associate y Senior Analyst Middle Office – BBVA Asset Management
f.escobedo@bbva.com / elisaigely.sanchez@bbva.com