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Importantes brechas que saldar en inclusión financiera digital

27 ago. 2021

Luis Antonio Espinosa Carrasco

La pandemia por COVID-19 aceleró muchas tendencias sobre el uso intensivo de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TICs).

No cabe duda que las TICs se han convertido en una importante herramienta en múltiples ámbitos de la vida, ya sea para mantenerse conectados a la distancia, seguir trabajando, continuar con los estudios, entretenerse e incluso hacer frente a los compromisos financieros desde la comodidad de un medio electrónico. Si bien, la situación fue para muchos la oportunidad idónea de realizar la primera compra por internet o realizar su primera transferencia bancaria electrónica, no todos tuvieron esa oportunidad.

Lo cierto es que el uso de las TICs es y será cada vez más difundido a nivel internacional. Las ventajas en reducción de tiempos, costos, así como las oportunidades de crecimiento y desarrollo económico que implican, son grandes incentivos para promover que nadie se quede atrás. Si se habla en específico de las ventajas de los servicios financieros digitales, el Global Partnership for Financial Inclusion (GPFI) resalta que estos servicios ofrecen medios asequibles para llegar a las poblaciones marginadas y que estas tengan mejores herramientas para ahorrar, realizar pagos, obtener préstamos o atender un imprevisto.

En ese sentido, el acceso y uso de las TICs a nivel nacional ha tenido importantes avances, sobre todo en términos de teléfonos celulares y uso de internet. De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) 2020, el 75.5% de la población de seis años o más en México era usuaria de telefonía celular, lo que representó un aumento de 4 puntos porcentuales (pp) con respecto a los usuarios de 2015. En cuanto al acceso a internet, en el mismo año había 84.1 millones de usuarios de internet en el mismo rango de edad que representaron el 72% de dicha población; es decir, un aumento de más de 14 pp con respecto a 2015.

No obstante, aún queda un largo camino por recorrer para poder hablar de una digitalización exitosa a nivel nacional. El reto se centra en reducir las brechas regionales entre zonas rurales y urbanas del país. En 2020, sólo el 50.4% de la población en zonas rurales fueron usuarios de internet, mientras que en las zonas urbanas el porcentaje fue de 78.3%.

Con respecto a inclusión financiera digital, el Global Findex del Banco Mundial (2017) revela que únicamente el 32% de la población de más de 15 años en México realizó o recibió pagos digitales, ubicándose 20 pp por debajo del promedio mundial. Adicionalmente, la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) edición 2018, muestra que de la población de 18 a 70 años que contaba con celular (62.2 millones) poco más del 50% tenían una cuenta bancaria, pero solamente el 22% tenía contratado el servicio de banca por celular.

El reto para la inclusión financiera digital del país es crear la infraestructura para los sistemas de pagos, dar continuidad a la modernización del marco legal que impulse la innovación e incremente la confianza de las personas en los pagos digitales, y realizar el acompañamiento de los usuarios en el uso y adopción de los medios digitales a través de los programas de educación financiera.

Sin duda alguna los siguientes años serán decisivos para determinar si el país logró incluir digital y financieramente a la mayor parte de la población en México, en especial a aquellos que se encuentran fuera de las zonas urbanas. Actualmente se cuenta con la Política Nacional de Inclusión Financiera (PNIF) 2020, que incluye estrategias y líneas de acción que buscan quitar los obstáculos de oferta y demanda que han retrasado la inclusión. Adicionalmente, existe la Estrategia de Digitalización Nacional, que promete dar prioridad a digitalizar al sector público y extender la cobertura de internet a zonas rurales y zonas marginadas. Políticas públicas que sumadas a los esfuerzos de los actores del sistema financiero permitirán lograr el objetivo.

 

Luis Antonio Espinosa Carrasco
Economista – BBVA Research
luisantonio.espinosa.carrasco@bbva.com