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Crédito, bancos centrales y diversificación de inversiones

24 abr. 2020

En el actual escenario de incertidumbre global y esparciéndose el COVID-19, es de vital importancia entender y analizar la función de los bancos centrales, especialmente cuando hay una cantidad relevante de crédito contratada alrededor del mundo.

Los bancos centrales son instituciones cuyo objetivo es buscar la estabilidad de precios y/o crecimiento de la economía, siendo consistentes con pronósticos que tienen sobre el nivel potencial de las misma; para ello definen objetivos, guías y herramientas a utilizar, entre ellas, provisiones de liquidez y tasa de referencia que suelen ser contra cíclicas.

Economistas los han catalogado como un mecanismo estabilizador o regulador en un sistema, que ayudan a controlar el exceso/falta de velocidad, haciendo el sistema mucho más productivo, y a su vez buscando minimizar externalidades y efectos no deseados. 

Al implementar las herramientas, impactan tanto el mercado de bienes y servicios como de activos financieros; este último suele tener retroalimentación positiva en sus precios, y como efecto de esto, el crédito se tiende a expandir o contraer, y puede ocasionar una inestabilidad inherente en los mercados financieros.

No obstante, el crecimiento del crédito es importante porque permite a los agentes tomar oportunidades. Sin embargo, al contratarse debe desencadenar una ganancia en productividad para que sea sostenible en el largo plazo, evitando así que los repagos de deuda sean mayores a los ingresos. 

De acuerdo con el Instituto Internacional de Finanzas, la deuda total (gobierno, empresas y hogares) como porcentaje del PIB a nivel global alcanzó 322% (USD253trn) en el Q319, 71% de éste en países desarrollados y el resto en emergentes. Del total global, el 29% está en empresas no financieras (3.4x el PIB de US).

La estabilidad en niveles de crédito debe ser vigilada por bancos centrales constantemente, para evitar acumulaciones excesivas o muy bajas en las industrias. También, hasta cierto punto se pone a prueba, para buscar y conocer los efectos de las disrupciones difíciles de pronosticar, buscando que no tenga efectos desestabilizadores relevantes en la economía.

Lo anterior es relevante en el contexto actual ya que la pandemia del Covid-19 está ocasionando choques en la demanda y disrupciones en cadenas de producción, principalmente en industrias como turismo y energía. Un menor flujo de efectivo por un tiempo prolongado puede generar problemas de solvencia, incluso en empresas capaces de afrontar sus obligaciones y causar grandes dificultades en compañías con altos niveles de apalancamiento, necesidades de refinanciamiento y pocas reservas de liquidez. En este contexto, además de bajar tasas de interés, se pueden realizar escenarios de estrés recurrentemente, centrándose en los espacios de vulnerabilidad que puedan traer efectos de segundo orden, para después tomar medidas ambiciosas que eviten un desapalancamiento económico y financiero muy rápido. Por otro lado,para que el efecto sea más poderoso, puede ir acompañado de medidas fiscales como apoyos, redistribución del gasto y cambios estructurales que contrarresten la presión en el crecimiento potencial de la economía.

Dado que los escenarios inesperados en el mercado se repetirán en el futuro con una alta probabilidad, es recomendable tener una muy buena diversificación en inversiones, porque ésta actúa como amortiguador en escenarios de volatilidad.


Eduardo Montes de Oca Ilizaliturri
eduardo.montesdeoca@bbva.com

VP Asset AllocationBBVA Asset Management

 

Esta es una colaboración para la columna "Finanzas para Todos" de El Economista. Consulta también la nota aquí.