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Cada día más digitales, pero aún sin ahorrar para el retiro

11 ene. 2019

¿Qué tan buenos hábitos financieros tienen los mexicanos? Después de conocer los resultados de la más reciente Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) quizás muchos quieran añadir otros propósitos a la lista del 2019.

La publicación de la ENIF 2018 dada a conocer a finales de noviembre del año pasó un poco desapercibida debido a que la atención se enfocó al cambio de gobierno y las vísperas de las fiestas decembrinas, pero ahora que se inicia un nuevo año es importante conocer los resultados de la encuesta para reflexionar sobre los hábitos financieros y realizar los cambios necesarios para tener una mejor salud financiera.

En este sentido, la ENIF 2018 revela avances en algunos de los hábitos financieros de los mexicanos. Por ejemplo, la disminución de las personas adultas (entre 18 y 70 años) que tuvieron atrasos en el pago de los créditos es evidente y el incremento de las personas que cuentan con un servicio de banca por celular es muy positivo; sin embargo, aún se conservan hábitos financieros poco saludables con respecto a la planeación financiera, el ahorro, la prevención y el ahorro para el retiro.

De acuerdo con la edición 2018 de la encuesta, en comparación con la de 2015 se observa una disminución de las personas que tuvieron atrasos en el pago de sus créditos en general. Esta tendencia es más marcada en productos crediticios como la tarjeta de crédito bancaria, en donde las personas que afirman haber tenido atrasos en el pago de su tarjeta pasaron de 29.1% en 2015 a 20.2% en 2018; o en tarjeta de crédito departamental o de tienda de autoservicio, donde las personas con atrasos pasaron de 37.9% al 28.7% en estos mismos tres años. Lo anterior podría interpretarse como una señal de que entre los mexicanos existe una mejor planificación de las deudas con el ingreso que se tiene y una mejor organización al momento de planificar tales pagos.

También hay buenas noticias en cuanto al incremento de personas que cuentan con el servicio de banca por celular, pasando de 937 mil personas con este servicio en 2012 a 7.8 millones de personas en 2018, lo que ahora representa el 10% de la población adulta. Hecho considerablemente favorable, ya que representa la migración hacia herramientas financieras más eficientes que permiten ahorrar no solamente tiempo, sino dinero que se puede destinar a otros fines más productivos.

No obstante, al hablar de hábitos de planificación financiera y administración, la encuesta revela que únicamente el 34.9% de la población adulta lleva un registro de sus gastos o un presupuesto. La cifra se vuelve más preocupante cuando se observa que el 58.4% de aquellos que afirman llevar un registro lo hacen “mentalmente”, lo que en definitiva no es una buena práctica. Lo anterior deja ver que actualmente un hábito financiero básico como es el registro de gastos dista de estar presente en la mayoría de los mexicanos.

En cuanto a cómo se ahorra, en este ámbito resalta el hecho de que la mayoría de los mexicanos tienden a ahorrar o resguardar dichos ahorros en medios que no proporcionan condiciones de seguridad o que no se encuentran regulados, es decir, se realiza generalmente un ahorro informal. De acuerdo con la encuesta solamente 4.6% de la población adulta ahorra exclusivamente de manera formal, mientras que 63.2% expone todo o parte de sus ahorros de manera informal. Sin duda, la encuesta revela que se sigue prefiriendo el colchón y la tanda de la oficina para ahorrar, sin tomar en cuenta que dichos ahorros están en riesgo al no encontrarse en lugares con seguridad especializada, reguladas o con alguna protección como la del Instituto de Protección al Ahorro Bancario (IPAB).

Tocando el tema de la cultura de la prevención, la encuesta señala un panorama complicado, como muestra, dos datos básicos: el primero es que menos de la mitad de la población adulta (42.9%) podría pagar con sus ahorros una urgencia económica igual a lo que gana o recibe en un mes. Si bien es cierto que dicho indicador tuvo un incremento del 3% con respecto al 2015, la mayoría continúa expuesta a un desequilibrio de sus finanzas personales ante una emergencia económica. El segundo corresponde a que del 74.6% de la población adulta que no posee ningún tipo de seguro, la mayoría (28%) afirmó que la principal razón por la que no dispone de él es porque no lo necesita o no le interesa.

Pero sin duda, uno de los rubros de mayor preocupación es el que refleja la ENIF con respecto a los hábitos de ahorro para el retiro. Tarde o temprano toda la población llegará a la vejez y todo parece indicar que, de continuar la tendencia actual, no estará preparada para cuando llegue ese momento. De acuerdo con la encuesta, las tres principales formas con las que la población adulta piensa cubrir sus gastos en la vejez son: en primer lugar, el dinero que reciban de su pareja, esposo(a), sus hijos u otros familiares; empatados en segundo lugar se encuentran aquellos que indicaron cubrir sus gastos con el dinero que reciban de los apoyos del gobierno para adultos mayores y aquellos que indicaron cubrirlos con el dinero que reciban de su pensión, jubilación, plan privado de retiro o Afore. Ahora bien, la actitud de la población adulta con respecto a este tema es de llamar la atención y se vuelve preocupante, pues se observa que únicamente 39.5% de este segmento tiene una cuenta de ahorro para el retiro, y que de aquellos que la tienen solamente 4.9% realiza aportaciones voluntarias.

Con tales cifras, vale la pena poner manos a la obra e iniciar el año con propósitos para mejorar los hábitos financieros. Es cierto que la actual administración federal y el sector privado tendrán la consigna de continuar con políticas públicas y acciones para avanzar en la inclusión financiera de todos los mexicanos, pero a la par de estos esfuerzos habrá que hacer la tarea y reflexionar sobre los hábitos financieros y determinar en cuáles de estos rubros se tendrá que trabajar de manera individual tomado las acciones pertinentes para llegar a la vejez.

Por Luis Antonio Espinosa Carrasco
El autor es Economista en BBVA Research México
luisantonio.espinosa.carrasco@bbva.com