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José Kuri Breña, 'El volumen habitado'

15 nov. 2012

El Presidente del Grupo Financiero, Luis Robles, y el Secretario de Hacienda, José Antonio Meade, asisten a la inauguración

  • La exposición José Kuri Breña. El volumen habitado es un esfuerzo de la Fundación BBVA Bancomer en coordinación con el CONACULTA en el Museo de Arte Moderno.
  • El INBA a través del Museo de Arte Moderno se une al homenaje que se le confiere por el centenario de su nacimiento, dedicándole una muestra de lo más representativo de su obra plástica que comprende escultura en mediano y pequeño formato realizada en bronce, mármol y madera, así como piedras semipreciosas como cristal de roca, jadeíta y lapislázuli; una colección de dibujos y un repertorio de joyería de edición limitada, realizada en plata y oro fundido.
  • En 1971 José Kuri Breña participó justamente en una Bienal de Escultura en el MAM, donde dos de sus obras fueron seleccionadas. De entonces a la fecha, no habíamos visto en esta sede obras del artista, que si bien desde su paso por la Academia de San Carlos durante 1935, salió del círculo oficial del arte por profesar otras disciplinas del conocimiento.

El Museo de Arte Moderno presenta a partir del viernes 16 de noviembre la exposición José Kuri Breña. El volumen habitado.

"Con este título, el Museo de Arte Moderno y BBVA Bancomer rinden homenaje, in memoriam, a José Kuri Breña, escultor mexicano del siglo XX, cuando se cumplen cien años de su nacimiento, mediante la exposición antológica de lo mejor de su vasta y diversa obra.

Esta muestra consta de más de un centenar de piezas, en diversos formatos, técnicas y materiales, cuya denominación general se justifica ampliamente, pues está desde luego acorde con la muy particular inclinación y predilección del escultor que en bronces y otros materiales de magnificado o pequeño formato, acaso por un profundo afán de compartir algo que él mismo hubiese descubierto respecto al misterio del eterno femenino, entidad a la vez carnal e ideal, dilema irresoluble o insuperable, son la fuente de la profunda convicción que nuestro artista expuso durante su profesional vida creativa, fértil y generosa.

Su fascinación -¿o será mejor decir idolatría?- por el cuerpo de la mujer, expresada en el arduo y difícil camino recorrido de su trayectoria, desde la concepción imaginativa, los esquemas en dibujos previos, el aprendizaje técnico, enfrentando las herramientas y procedimientos para modelar en cera y luego fundirla en bronce, o la talla directa para su realización, expresada con todo el trabajo corporal que esto implica, dentro del ámbito tridimensional, que conjunta a sus caracoles habitados, permite haber elegido el nombre de la exposición que celebramos.

José Kuri Breña tuvo el arrojo y la audacia de plasmar en el espacio -nuestro mutuo espacio- el movimiento infinito de esos cósmicos círculos concéntricos celestes -las espirales-, remolinos insólitos como apariciones súbitas, instantes señalados o descubrimientos deslumbrantes, que vislumbramos apenas con nuestros pasajeros y vulnerables ojos maravillados, poco adecuados para atisbar infinitas lejanías en el abismo de la noche, movimientos constantes e inagotables del insondable cosmos, mediante la representación de una especie marina cuya forma e imagen simbólica se encuentra en la estructura de su envoltura externa.

Gracias a la mano del escultor, que nos recuerda de esta manera nuestra estancia formativa en el receptáculo del vientre materno, nuestro origen común, primigenio y mítico, imagen acuática por excelencia, que significó su original manera de ejercer este portentoso arte que ocupa un lugar en el espacio, al proponernos un ámbito que dentro de sí contiene otro, a su vez habitado placenteramente, en este caso, por la presencia erótica del cuerpo femenino.

Al final de su vida, el artista comentó: "Al ver lo que he realizado, me siento feliz cuando descubro que hay caracoles que tuvieron naturaleza humana; o que las hojas no sólo sintieron el calor del sol, sino que tuvieron una mirada con la que apreciaron su ropaje de otoño y las perlas de lluvia con que el amanecer las adorna. O que el hombre puede ser muchos hombres a la vez y que puede incursionar en un personaje diferente, las máscaras y otros rostros."

Lily Kassner

Curadora invitada

José Kuri Breña.

De ascendencia libanesa, por parte de padre y zacatecana por la vía materna, José Kuri Breña nació en 1912 en la señorial Zacatecas, donde su padre fue un próspero empresario. Pasó una infancia feliz, en ranchos como el de La Ciénaga de Rocamontes o el de La Ciénaga de Jerez.

Muy joven se trasladó a la ciudad de México, para cumplir un deseo de su madre para ingresar a la orden de Los Misioneros del Espíritu Santo, donde vivió alrededor de ocho años. Estudió primaria y secundaria, además de latín y griego, conocimientos que luego le serían de gran utilidad en su vida, sustento gramático de su comprobada habilidad políglota.

Se inscribió posteriormente en el bachillerato y después en la carrera de abogado en la Escuela Libre de Derecho, donde obtuvo la licenciatura. Carrera que ejerció con éxito en diversos trabajos, entre ellos el más importante en el Banco de Comercio, donde trabajó 32 fructíferos años y de cuya colección de arte provienen dos piezas expuestas en la presente muestra.

Conoció a su esposa, doña Carmen Orvañanos, mujer hermosa y de gran carácter con la cual tuvo tres hijos: José, María y Mónica, formando así una bella familia.

En tiempos de estudiante de leyes descubrió su interés por la música, inscribiéndose en el Conservatorio donde cursó la carrera de pianista. También se convirtió en cronista, escribiendo durante un lapso considerable comentarios sobre los conciertos que se llevaban a cabo en el Palacio de Bellas Artes.

Decidió continuar sus estudios de leyes para obtener el Doctorado en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México y, motivado por el escultor Ignacio Asúnsolo, se inscribió en la Academia de San Carlos. Tuvo entre otros célebres maestros a Fidias Elizondo, Lorenzo Alvarado y el mismo Asúnsolo.

En la década de los cincuentas construyó una casa en Cuernavaca donde conoció a Herbert y Kitzia Hoffman, los cuales lo alentaron a seguir con la escultura. Otro amigo que frecuentó fue Luis Nishizawa, al cual veía todas las tardes de lunes a viernes, después del trabajo de banquero, con quien dibujaba en su estudio en el centro.

A mediados de los 60, inició amistad con Francisco Zúñiga, quien le permitió trabajar a su lado; la influencia de este escultor fue preponderante en su trabajo. Esta relación amistosa y profesional fue crucial para la consolidación de las características de su propia obra escultórica.

Trabajó con maestría el bronce, la piedra Xaltocan y varias piedras semipreciosas de la cantera mexicana: ónix, alabastro, mármol, cristal de roca y joyería en plata y oro.

 

CRÉDITOS DE EXPOSICIÓN

Curadora invitada: Lily Kassner

Textos de sala: Lily Kassner y Rafael A. Pérez

Investigación y coordinación curatorial: Luisa Barrios

Diseño museográfico: Rodrigo Luna

Diseño gráfico: Kitula Hernández

Fundación BBVA Bancomer

Producción y logística: Gabriela Velásquez, Paola Cervantes, Miryam Miranda.

 

AGRADECIMIENTOS:

Banco de México

BBVA Bancomer

Instituto Zacatecano de Cultura

Nacional Financiera

Secretaría del Medio Ambiente Gob. DF

Lic. José Campillo García, Sofía Corona, Lic.Martha Delgado Peralta, Lic. Sandra Gómora, Lic. Julio Omar Gutiérrez Pacheco, José Kuribreña Orbañanos, María Kuribreña Orbañanos, Mónica Kuribreña Orbañanos, Lic. María Elena Mariscal, Dr. Calixto Mateos Hanel, Dionisio Meade, Dr. José Antonio Meade Kuribreña, Lorenzo Meade Kuribreña, Ing. Ignacio Arroyo, Ing. Héctor Rangel Domene, Lic. Sol Vargas Fragoso.